Generalmente suelo adentrarme mucho en el análisis de pasarelas y tendencias. Siempre me ha parecido extraordinario el trabajo de algunos diseñadores que han logrado asombrarme con cada colección que preparan. Podría hablar de muchos creativos, pero sin duda uno de mis favoritos fue Alexander McQueen y también debo reconocer que, después de su muerte, llegué a pensar que nadie más sería capaz de impresionar con el talento y la calidad que solamente él poseía, pero me equivoqué.
Al revisar algunas colecciones, me topé con el extraodinario trabajo que hizo Sarah Burton como nueva directora creativa de la marca. Ella, quien llegó a ser el brazo derecho de McQueen por mucho tiempo, supo reinterpretar la marca, conservar la esencia y sorprender con un aire mucho más cálido, transparente y fluido; pero con la misma magia, ornamentación y majestuosidad, a la que ya nos había acostumbrado el diseñador.
Mi favorito:
El exceso de detalles en todas las prendas fueron excelentes para vigorizar la pasarela. Los atuendos en blanco y las telas con caídas limpias y fluidas, dejaban ver el lado estético y un tanto minimalista impreso por Sarah, claro, siempre contrastados con los vestidos con hombreras interminables, materiales atractivos y colores que se vuelven simplemente apasionantes. A pesar de esto, no puedo dejar de mencionar el excelente diseño de los zapatos, las plataformas arquitectónicas y artísticas fueron sin duda otra de las gratas sorpresas de este show que, por lo menos a mí, logró dejarme boquiabierta.
A continuación, algunas imágenes de esta colección.
Fotos: cortesía Style.com